Las deficiencias auditivas se pueden clasificar en función de diferentes criterios: etiológico (la causa de la pérdida), cuantitativo (el grado o severidad), topográfico (localización de la lesión en el sistema auditivo) y locutivo (relativo al lenguaje).
Si utilizamos el criterio locutivo, vamos a considerar si la pérdida de audición se ha detectado antes o después de la adquisición del lenguaje oral o habla. Tendremos 2 tipos de hipoacusia, prelocutiva y postlocutiva.
Aparece antes de la adquisición del lenguaje oral (entre 0 y 3 años), antes de que el niño empiece a hablar.
Algunos autores hacen una matización más, consideran que la hipoacusia sería prelocutiva entre los 0 – 2 años y perilocutiva entre los 2-4 años. En ambos casos, si la hipoacusia es severo-profunda afectará de forma importante a la adquisición y desarrollo normal del lenguaje.
Las causas de la hipoacusia pueden producirse antes del nacimiento (prenatal), en el momento del parto (perinatal) o después (postnatal).
La sordera prelocutiva prenatal según su causa:
La sordera prelocutiva perinatal puede deberse a:
La sordera prelocutiva postnatal tiene su origen en:
Hay que tener en cuenta que los 4 primeros años de vida son críticos para establecer las características morfológicas y funcionales definitivas de las áreas corticales del lenguaje y la audición. En el caso de la hipoacusia prelocutiva al no tener experiencia previa del lenguaje resulta crucial su detección prematura.
Considerando que aproximadamente un 80% de las hipoacusias permanentes ya están presentes en el momento de nacer, la implantación de programas de cribado neonatal permite su detección de forma temprana.
Una vez sea diagnosticada se debe ofrecer de inmediato la estimulación auditiva más adecuada para el bebé o niño (con audífonos o con implante coclear). Se ha constatado que los recién nacidos que no han recibido una adecuada estimulación de la vía y centros auditivos, tendrán daños irreparables. Dicha estimulación permite mantener una actividad eléctrica en el sistema auditivo aprovechando la plasticidad cerebral de los bebés.
En España, la CODEPEH (Comisión para la Detección Prematuro de la Sordera Infantil) estableció un Programa para cumplir con dicha función. Fue aprobado por el Ministerio de Sanidad y Consumo y las Comunidades Autónomas en 2003, y establece que la hipoacusia debe detectarse antes de 1 mes del recién nacido, diagnosticarse a los 3 meses y realizarse la intervención audio protésica y logopédica a los 6 meses.
La implantación del Screening Universal neonatal, la mejora de los equipos de diagnóstico y de las prótesis auditivas (tanto audífonos como implantes cocleares) han permitido que los niños con sordera prelocutiva puedan acceder de forma prematuro a un plan educativo de calidad para garantizar un buen desarrollo.
Existen dos técnicas para realizar el cribado auditivo, las Otoemisiones acústicas (OEAs) y los Potenciales auditivos de tronco cerebral automatizados (PEATCa).
Si el neonato no pasa las pruebas de cribado se derivaría a servicios de ORL para la realización de pruebas diagnósticas objetivas:
Una vez realizado el diagnóstico, también se procederá a complementar los resultados con pruebas de valoración subjetiva, tales como:
*Técnica a seleccionar en función del desarrollo madurativo del niño y su edad cronológica
Aparece cuando ya el niño ha adquirido el lenguaje oral y tiene ya un lenguaje consolidado (a partir de los 3-4 años). Aunque el niño tiene ya esa base del lenguaje es imprescindible detectarla los antes posible para minimizar su impacto y permitir un desarrollo adecuado.
Estos niños han pasado el cribaje neonatal, pero en algún caso puede no haberse detectado la pérdida con las pruebas objetivas o bien se ha manifestado con posterioridad a las mismas.
Puede ocurrir que el niño presente una pérdida de audición a cierta edad (sin haber manifestado ningún síntoma con anterioridad) o que se trate de una disminución progresiva de la misma. Por lo que los padres, educadores, el entorno más cercano del niño, deberá estar muy atento si observa cambios en su comportamiento: estancamiento en el desarrollo del lenguaje, falta de respuesta a estímulos sonoros o verbales, no presta atención, eleva la intensidad de su voz, escucha más alto la televisión, se acerca a las fuentes sonoras.
Se señalan como posibles causas de sordera postlocutiva:
En el caso de infecciones de oído es frecuente que el niño manifieste una pérdida auditiva temporal. Aunque no sea permanente, es necesario también intervenir de forma prematuro para solventar las consecuencias que esa deprivación pueda causar en el desarrollo del lenguaje, de sus habilidades comunicativas y sociales, así como en el aprendizaje escolar.
Si con medicamentos u otras intervenciones médicas no es posible solucionar la pérdida de audición, se podría proporcionar amplificación mientras dure la misma.
Si la pérdida de audición es permanente, se valorará lo antes posible la mejor solución protésica (audífonos o implantes cocleares).
Pruebas a realizar para detectar y valorar las hipoacusias postlocutivas:
Técnica a seleccionar en función del desarrollo madurativo del niño y su edad cronológica
Aspectos relevantes en las hipoacusias prelocutivas y postlocutivas
Siempre se deberá realizar una intervención y seguimiento de tipo interdisciplinar, un trabajo en equipo de todos los profesionales implicados (ORL, pediatras, maestros, foniatras, logopedas…). Sin olvidar la importancia de los padres y familiares, que colaborarán con dichos profesionales durante todo el proceso: asistencia a consultas médicas, seguimientos y revisiones, así como garantizando el correcto uso y mantenimiento de las prótesis auditivas.
La adquisición y desarrollo del lenguaje dependerá de varios factores
Como conclusión, cuanto antes se detecte la pérdida auditiva la intervención será más prematuro y menor será el impacto para el desarrollo adecuado del niño. El trabajo a realizar (esquema de pruebas, intervención logopédica) será distinto si la sordera es prelocutiva o postlocutiva, sobre todo por la edad del niño. Pero el fin siempre será el mismo: detección prematura para proporcionar la mejor intervención protésica y logopédica.